Sobre Charlie Kirk y la salvación de la sociedad civil - Cal Newport

      Muchos de ustedes me han estado preguntando sobre el asesinato del comentarista conservador Charlie Kirk a principios de esta semana durante un acto en el campus de la Utah Valley University. Al momento de escribir esto, se sabe poco sobre los motivos del tirador, pero ha habido suficientes casos de violencia política en el último año como para que crea que puedo decir con convicción lo que voy a decir...

      Los que estudiamos la cultura en línea nos gusta usar la frase "Twitter no es la vida real". Pero como vimos de nuevo esta semana, cuando los discursos digitales fomentados en servicios como Twitter (y Bluesky, y TikTok) sí se intersectan con el mundo real, ya provengan de la izquierda o de la derecha, los resultados suelen ser horribles.

      Esto debería decirnos todo lo que necesitamos saber sobre estas plataformas: son tóxicas y deshumanizantes. Son responsables, tanto como cualquier otra fuerza, del desmoronamiento de la sociedad civil que parece estar acelerándose.

      Sabemos que estas plataformas nos hacen daño, entonces ¿por qué siguen usándose tanto? Cuentan una historia convincente: que todo tu tecleo y deslizamiento frenético te convierte en una pieza clave de una revolución política, o en un investigador intrépido, o en un manifestante justo —que cuando estás en línea eres alguien importante, haciendo cosas importantes en un momento importante.

      Pero esto, en su mayor parte, es una ilusión. En realidad trabajas anónimamente en una fábrica de atención, mientras los multimillonarios que las dirigen se burlan de tus esfuerzos y celebran su creciente patrimonio neto.

      Tras acontecimientos nacionales preocupantes suele abrirse un debate público sobre la forma adecuada de responder. Aquí hay una opción a considerar: deja de usar estas plataformas sociales. Busca otras formas de informarte, difundir ideas o entretenerte. Sé un adulto responsable que hace cosas útiles; alguien que sirve a personas reales en el mundo real.

      Para salvar la sociedad civil, debemos terminar con nuestro experimento de una década con plataformas sociales globales. Las probamos. Se volvieron oscuras y terribles. Es hora de seguir adelante.

      Ya basta.

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